Siempre abro una puerta en mi corazón para hablarte, con toda mi sinceridad. Con la sinceridad y confianza con la que pone el hortelano la semilla en la tierra que ha labrado, preparado y regado para que germine. Me gusta dejar en el aire, como la flor del heliotropo, su aroma seductor para atraerte. Te miro y trato de descubrir en ti el ser idéntico que mira detrás de tus ojos y que busca otro ser humano en los míos, como dos gotas de agua… para compartir lo que de bueno tenemos.
En cada uno de nosotros hay una necesidad de encontrar todos esos elementos con sus matices, que conocemos en uno mismo y que en los otros queremos probar el placer de interesarnos.
En cada uno de nosotros hay una necesidad de encontrar todos esos elementos con sus matices, que conocemos en uno mismo y que en los otros queremos probar el placer de interesarnos.
Te busco, como busca la abeja en cada flor el néctar y poliniza el corazón para llenarte de ese modo inexplorado.
Te espero, ven sin cuidado y sin recelos...

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