Argentina y España tan distintas,
tan lejanas, pero unidas por historias de seres humanos, con raíces en ambos
lados; los nombres y apellidos señalan los lazos de sangre y los sueños
nostálgicos de una tierra común.
Emigrar de tu país deja
huellas profundas que no se llegan a borrar, atrás quedan las cosas de la
infancia y la juventud, una casa, una calle, la plaza del pueblo, la mirada de
la gente cercana y un aroma que no se olvidará.
¿Qué les empujo a emigrar?
¿Una promesa de mejorar? ¿Los sueños en una tierra llena de oportunidades?
Ofrecían tierras para trabajar y había fuerzas para afrontar la aventura donde
forjar un nuevo destino. La gente simplifica y dice que el hambre, pero a los
españoles los sueños les llevaron siempre a nuevas empresas e ir más allá, para
prosperar. El barco cruzaba el "Charco" los sueños y la esperanza
viajaban pero el corazón quedaba atrás, se cubría del dolor de dejar el pasado,
la historia, la familia, los amigos, los afectos y se apoyaban en el recuerdo
para vencer los miedos, las incertidumbres y el cansancio que sería mucho.
Muchos Argentinos siempre han
tenido a la madre Patria en el corazón porque junto al respeto a los demás, el
sentido del deber y el amor a las Pampas que les acogieron, nuestros padres nos
transmitieron la nostalgia de su tierra lejana, dice: Ernesto Sábato (Premio
Cervantes de la lengua)
Cogerían el carro hasta la
estación más cercana y tras muchas horas de viajes y fatigas, iban llegando,
con sus maletas de cartón, a los puertos de Santander, La Coruña o Vigo, etc.
Tras dos meses de azarosa travesía, mareos, nauseas y Dios sabe cuántas
vicisitudes, la llegada al puerto de Buenos Aires, otros como María, Domiciano,
sus hijos Santos y Emigdio llegaron al Puerto de Entre Ríos (República
Argentina). Las gentes bondadosas y paisanas les esperaban y los llevarían a
las tierras de cultivo... Rosario, Córdoba, San Luis, etc. Argentina era el
granero del mundo y se necesitaba brazos fuertes, con la voluntad de estas
gentes esperanzadas y llenas de ganas de prosperar; pero cuentan que los
resultados no siempre fueron los deseados; muchos volvieron cuando les fue
posible. Mi abuelo Aurelio fue de los que volvieron pero no así su hermano, que
había ido antes, Norberto Burgos, el prosperó y tuvo una larga familia, estarán
en algún lugar de ese inmenso país llamado Argentina, mis padres siempre recordaban
las noticias que alguna vez mandaba al tío Esteban, que recíprocamente le
devolvía de nosotros. El tío Esteban murió hace demasiado, en los años 60, y el
eslabón de conexión se perdió.
La Republica Argentina
entre 1888 y 1929, gracias a la gran demanda mundial de alimentos se desarrolla
rápidamente tanto en la agricultura como en la ganadería, en la crisis 1929
emprenderían la revolución industrial para modernizar y diversificar su
estructura productiva pero la base sería la agricultura y la ganadería. Posteriormente,
ente 1940 y 1949 por la II Guerra mundial habría otro fuerte crecimiento. La
emigración europea llega a ser entre 1886/1890 de 450.000 personas, entre
1906/1910 de 800.000, entre 1921/1930 de 900.000. Entre 1840/1940 el número de
emigrantes acogidos fue de unos 7.400.000, aunque la mitad fueron transitorios.
El porcentaje emigrante represento en ese tiempo el 29% de la población nativa
La comunidad española era
grande, formaron pueblos y barriadas en las ciudades, vivían recordando las
canciones y los bailes de su tierra, se contaban las historias, sus peripecias
que emocionarían incesantemente a la colonia y la gente se relacionaba según
sus costumbres, que se irían mezclando con las nuevas en el tiempo. El trabajo
era fuerte y exigente algunos no se adaptaban y emprendían nuevas aventuras; la
tentación de fortuna fácil aparecía cada momento en la Argentina del siglo XX
había mucho por hacer, trabajar en el campo, trabajar en la construcción o
algún que otro negocio de abastecimiento. Domiciano Pita, era albañil y
trabajaba en la construcción y se haría su propia casa y la de sus hijos, para
tener un almacén posteriormente hasta el fin de sus días. "Aún recuerdo
del abuelo su gran almacén, donde el vino tinto se expendía de bordelesa, la
sal gruesa salía de bolsas de arpillera y el azúcar se servía suelta en papel
estraza, que él envolvía en delicados paquetes con "orejas"... Me
cuenta Mary Pita, su abuelo Domiciano, murió en 1957. El padre, de Tate, Santos
Pita del Agua fue bohemio, artista, cantante, guitarrista, recitador y actor.
Un día se encontró con Anna Muñoz, hija de emigrantes gallegos, se unieron para
formar una familia, tuvieron un Circo y daban funciones de varietés y sainetes
criollos en los Teatros. Ella a veces ha puesto algunas fotos del Teatro y el local abarrotado, con ellos en las primeras filas..., lo he traido porque a veces hablo con otros argentinos españoles, con similares precedentes y, creo, que les gustará saber que pensamos algunos por aquí, que hicieron otros, por allá. Habrá muchas historias que contar, a lo que os animo..., si os gusta la propuesta.
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