viernes, 20 de abril de 2012

Una familia de Becilla de Valderaduey, que emigro a Argentina: María del Agua y Domiciano Pita


Argentina y España tan distintas, tan lejanas, pero unidas por historias de seres humanos, con raíces en ambos lados; los nombres y apellidos señalan los lazos de sangre y los sueños nostálgicos de una tierra común.
Emigrar de tu país deja huellas profundas que no se llegan a borrar, atrás quedan las cosas de la infancia y la juventud, una casa, una calle, la plaza del pueblo, la mirada de la gente cercana y un aroma que no se olvidará.
¿Qué les empujo a emigrar? ¿Una promesa de mejorar? ¿Los sueños en una tierra llena de oportunidades? Ofrecían tierras para trabajar y había fuerzas para afrontar la aventura donde forjar un nuevo destino. La gente simplifica y dice que el hambre, pero a los españoles los sueños les llevaron siempre a nuevas empresas e ir más allá, para prosperar. El barco cruzaba el "Charco" los sueños y la esperanza viajaban pero el corazón quedaba atrás, se cubría del dolor de dejar el pasado, la historia, la familia, los amigos, los afectos y se apoyaban en el recuerdo para vencer los miedos, las incertidumbres y el cansancio que sería mucho.

Muchos Argentinos siempre han tenido a la madre Patria en el corazón porque junto al respeto a los demás, el sentido del deber y el amor a las Pampas que les acogieron, nuestros padres nos transmitieron la nostalgia de su tierra lejana, dice: Ernesto Sábato (Premio Cervantes de la lengua)
Cogerían el carro hasta la estación más cercana y tras muchas horas de viajes y fatigas, iban llegando, con sus maletas de cartón, a los puertos de Santander, La Coruña o Vigo, etc. Tras dos meses de azarosa travesía, mareos, nauseas y Dios sabe cuántas vicisitudes, la llegada al puerto de Buenos Aires, otros como María, Domiciano, sus hijos Santos y Emigdio llegaron al Puerto de Entre Ríos (República Argentina). Las gentes bondadosas y paisanas les esperaban y los llevarían a las tierras de cultivo... Rosario, Córdoba, San Luis, etc. Argentina era el granero del mundo y se necesitaba brazos fuertes, con la voluntad de estas gentes esperanzadas y llenas de ganas de prosperar; pero cuentan que los resultados no siempre fueron los deseados; muchos volvieron cuando les fue posible. Mi abuelo Aurelio fue de los que volvieron pero no así su hermano, que había ido antes, Norberto Burgos, el prosperó y tuvo una larga familia, estarán en algún lugar de ese inmenso país llamado Argentina, mis padres siempre recordaban las noticias que alguna vez mandaba al tío Esteban, que recíprocamente le devolvía de nosotros. El tío Esteban murió hace demasiado, en los años 60, y el eslabón de conexión se perdió.

La Republica Argentina entre 1888 y 1929, gracias a la gran demanda mundial de alimentos se desarrolla rápidamente tanto en la agricultura como en la ganadería, en la crisis 1929 emprenderían la revolución industrial para modernizar y diversificar su estructura productiva pero la base sería la agricultura y la ganadería. Posteriormente, ente 1940 y 1949 por la II Guerra mundial habría otro fuerte crecimiento. La emigración europea llega a ser entre 1886/1890 de 450.000 personas, entre 1906/1910 de 800.000, entre 1921/1930 de 900.000. Entre 1840/1940 el número de emigrantes acogidos fue de unos 7.400.000, aunque la mitad fueron transitorios. El porcentaje emigrante represento en ese tiempo el 29% de la población nativa
La comunidad española era grande, formaron pueblos y barriadas en las ciudades, vivían recordando las canciones y los bailes de su tierra, se contaban las historias, sus peripecias que emocionarían incesantemente a la colonia y la gente se relacionaba según sus costumbres, que se irían mezclando con las nuevas en el tiempo. El trabajo era fuerte y exigente algunos no se adaptaban y emprendían nuevas aventuras; la tentación de fortuna fácil aparecía cada momento en la Argentina del siglo XX había mucho por hacer, trabajar en el campo, trabajar en la construcción o algún que otro negocio de abastecimiento. Domiciano Pita, era albañil y trabajaba en la construcción y se haría su propia casa y la de sus hijos, para tener un almacén posteriormente hasta el fin de sus días. "Aún recuerdo del abuelo su gran almacén, donde el vino tinto se expendía de bordelesa, la sal gruesa salía de bolsas de arpillera y el azúcar se servía suelta en papel estraza, que él envolvía en delicados paquetes con "orejas"... Me cuenta Mary Pita, su abuelo Domiciano, murió en 1957. El padre, de Tate, Santos Pita del Agua fue bohemio, artista, cantante, guitarrista, recitador y actor. Un día se encontró con Anna Muñoz, hija de emigrantes gallegos, se unieron para formar una familia, tuvieron un Circo y daban funciones de varietés y sainetes criollos en los Teatros. Ella a veces ha puesto algunas fotos del Teatro y el local abarrotado, con ellos en las primeras filas..., lo he traido porque a veces hablo con otros argentinos españoles, con similares precedentes y, creo, que les gustará saber que pensamos algunos por aquí, que hicieron otros, por allá. Habrá muchas historias que contar, a lo que os animo..., si os gusta la propuesta.





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