martes, 3 de abril de 2012

Una historia de amor


Cierro los ojos, puedo sentir que un viento cálido me trae aromas, momentos vividos, lugares y personas que he conocido. Me siento arrastrado por el remolino que parece mover este momento.
La existencia real de un hombre es la alegría y el entusiasmo porque ambos nos movilizan para hacer lo más necesario y me fío de lo que siento y motivan a ser parte de lo que me rodea. Si me equivoco… siempre queda ese gusto amable y plácido de una emoción que me hizo alcanzar una ilusión atractiva y la posibilidad de abrir esa ventana al entusiasmo.
Cuando una persona siente, ama, se emociona, se le eriza la piel, crea un acontecimiento que colma las mayor de las expectativas y hace real el más permanente de todos las prodigios, puede disfrutar lo que no puede expresarse con palabras, la liviandad del ser.
Así las personas somos de una forma o de otra, en lo que importa, esa magia, ese entusiasmo por encontrarse y darse sin reservas.
Anoche, tuve un sueño precioso. Era un ser abstracto, casual e inestable que trataba de ser real y transparente, en algún espacio o zona. A cierta distancia…, yo, te admiraba y te observaba como te ibas haciendo levemente transparente ¡como una entidad! En la misma medida yo me iba haciendo igualmente consciente de algo específico y sentía como te animaba a que aconteciera este encantamiento. Eso se convirtió en un magnetismo y una atracción muy, muy agradable…, me desperté y sentí un agradable fascinación por ti.
Siempre tenemos un antes y un después, de este momento que nos hemos conocido y hemos coincidido; tan poco preciso y tan poco evaluable. Para mi la fidelidad es muy real, muy sencilla. Es dar y saber recibir todo lo que uno siente y desea con la persona que así aprecia y quiere correspondiéndose mutuamente. Tanto en el ánimo como corporalmente, sin resquicios, sin rendijas y, sin divisiones. Estas las creamos nosotros sustituyendo el todo por la parte, casi siempre porque no sabemos o no podemos corresponder igualmente o es necesario ir quemando etapas y estados intermedios. No somos seres perfectos y nuestra voluntad no siempre es tan firme, fluctuamos.
Un día viajaba de Barcelona a Madrid, nos paramos a comer en una de esas Áreas Comerciales, en medio de la comida, después de esas miradas que levantan pasiones y otras muchas cosas. Me hizo una escena de película, por debajo de la mesa, la había visto en “Flash Dance” pero aún así mi sorpresa fue tremenda. Las miradas se encendieron ¡es cierto! No lo esperaba de ella, sus dedos desnudos, de uno de los pies, tocaba mis genitales, sintiéndose gratificados e interactivos, mientras me hizo la pregunta clave… ¿estás enamorado de mi? Yo, no sabía que decir y creo que la dije torpe y sincero: no lo se. Ella, se sintió primero triste, luego empezó a llorar desconsolada y sus lágrimas resbalaban por su mejilla. Yo me sentía ruin y perdido, pero sincero en esa realidad instantánea. Luego he sabido que la he querido y he estado enamorado, puede que lo este aún. Así somos y así parecemos… todo depende. La inexactitud y el contratiempo es una incidencia demasiado frecuente en mi vida, creo que en los demás también. Ella sabe ¿Como no lo iba a saber? Que me gusta la amistad, que tengo amistades, la mayoría femeninas, porque me gusta y amo el espíritu femenino y más allá, de ello, sois lo mejor y más sensible de este mundo… la linde, solo vosotras con vuestro sentido común sabéis ponerla, como siempre, por ser prácticas y oportunas.  Ahora sin ella, yo sería como un barco sin vela, sin timón, con solo un motivo y una obsesión, llegar a buen puerto.

Cuando te pienso me voy sin equipaje…
Y hago un viaje placentero.
Nada me consuela más que saber que existes,
que estas, que eres, que me esperas y deseas.
Aunque dejaras de ser,
seguirías siendo una ocupa en mi pensamiento...
Pensarte es amarte, tenerte sin enterarte,
es saber que cuando se ama nada es imposible...
Pensarte es mas que eso, es salir de mi para llegar a ti…
para hablarte de mi y callar para escucharte.

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