La mayoría de las cosas nos ocurren y nunca sabemos,
claramente, si es por casualidad, porque era irremediable que tenían que
ocurrir o porque el destino así lo atrajo.
Se trata de una mujer voluntariosa y perseverante, llena de
ideales y sueños por cumplir. Estaba viendo como su vida estaba en el medio de
muchas otras cosas. Esas cosas, que por voluntad propia, por conveniencias
sociales o la inercia cultural heredada han ido viniendo formando un patrimonio
familiar. No voy a entrar si deseado o no. Pero de cualquier modo ahora nada de
eso la satisface y llenan, encontrándose en este momento sola; ve como llega
una necesidad de un cambio en su vida.
Con el tiempo ha ido viendo, se ha ido dado cuenta, de
las inmensas ganas que tiene de ser feliz, rompiendo con un pasado asignado y
aceptado porque las tradiciones así lo presuponían.
Un día, por esas casualidades del encuentro y esos fortuitos designios, se encontraron en la rivera del río, el sol iluminaba aquel atardecer mágico y lleno de luz. La casualidad o el imprevisto lo quiso así; el hecho es que una oportunidad de acertarse se produjo.
Un día, por esas casualidades del encuentro y esos fortuitos designios, se encontraron en la rivera del río, el sol iluminaba aquel atardecer mágico y lleno de luz. La casualidad o el imprevisto lo quiso así; el hecho es que una oportunidad de acertarse se produjo.
Ella se sintió atraída por la capacidad de exposición, su
ánimo, su franqueza y toda la convicción que el emitía.
El sintió interés por su presencia en aquel lugar. Había una posibilidad de refrescarse un poco los pies bajo el puente, hay una zona propicia para ello, sin peligro para llegar hasta el agua. Otra, ese lugar era asequible y muy sugerente para la volatilidad, para poder dejar volar la imaginación y el deseo, de suscitar la fantasía y refrescarse de algo que se intuía detrás de lo que aparentaba y se veía que la afectaba…, esos pecadillos no son inconfesables y a todos nos han sobresaltado alguna vez.
El sintió interés por su presencia en aquel lugar. Había una posibilidad de refrescarse un poco los pies bajo el puente, hay una zona propicia para ello, sin peligro para llegar hasta el agua. Otra, ese lugar era asequible y muy sugerente para la volatilidad, para poder dejar volar la imaginación y el deseo, de suscitar la fantasía y refrescarse de algo que se intuía detrás de lo que aparentaba y se veía que la afectaba…, esos pecadillos no son inconfesables y a todos nos han sobresaltado alguna vez.
La sinceridad, siempre nos acerca, nos hace ver las
posibilidades que hay de trato y atraer la
ocasión. La ocasión poco a poco se provocó y ocasionó con la persuasión y poder
de cortejo del mozo… ¿acaso no es un poder, un don… que se nos ha dado para
llegar cuidadosamente a las cosas o personas que nos interesa?
Ella se dejo atraer con su empatía y la mayor voluntad de
estar a la altura… lo cual nunca le paso desapercibido. Así comenzó esta
hermosa historia de amistad, de atracción y cortejo. Las manos, al fin,
llegaron a componer un enredo de juegos y apremio para desbordar los escotes de
su blusa y la falda se marcara una verónica.
Pasaron los días, se buscaban, con toda la intención pero
con algo de reserva para no despertar resquemores y suspicacias. Pero siempre
en cada encuentro procuraban descubrir sus emociones tratando de dar lo mejor
para comprenderse y descubrirse como eran ambos.
El, en cada ocasión desplegaba su mayor desparpajo y descaro para requebrar sus defensas, con esa deseada elegancia que una mujer siempre desea y espera, todo se conciliaba para ello.
Ahora he llegado a creer que ella, le esperaba con esperanza, sabía que llegaría a su coincidencia y encuentro. Por eso desde el primer día mostro apasionamiento y entusiasmos vivificados, cada día recuperando y componiendo frases hermosas llenas de sentimientos delicados e incondicionales. Escucharon canciones llenas de insinuación amorosa y empezó fluir un sentimiento sincero y sobre todo legítimo.
No se pudieron ver nunca abiertamente, pero pudieron sentir ese temblor del deseo de tocarse en cuantas ocasiones le fue propicio, aunque solo fuera una leve intención de coger su mano y sentir el flujo de la sangre tibia que alivia y relaja.
Ella, creo que se fue enamorando poco a poco, con cierta ingenuidad, con ternura, con su instinto primitivo.
El siguió el camino de la conquista. Para todo hombre independiente, la rutina diaria lo mata y le hace mirar el horizonte de otras posibilidades.
Pienso que ella empezó a amarlo, sin saber muy bien hasta que punto y alguna vez sintió algo especial, quizás que él llegara a ser el hombre de su vida, lo quería cerca, para continuar esa historia que la hacía nueva y distinta.
El, sentía que ella era una mujer llena de fuerza e ilusión por autodescubrirse, que deseaba compartir un mundo lleno de afectividad y progresivo conocimiento de las emociones, fuera de los enredos, las confusiones y mediocridad rampante. Pero que no podría dar todo eso que necesitaba y pedía.
El, en cada ocasión desplegaba su mayor desparpajo y descaro para requebrar sus defensas, con esa deseada elegancia que una mujer siempre desea y espera, todo se conciliaba para ello.
Ahora he llegado a creer que ella, le esperaba con esperanza, sabía que llegaría a su coincidencia y encuentro. Por eso desde el primer día mostro apasionamiento y entusiasmos vivificados, cada día recuperando y componiendo frases hermosas llenas de sentimientos delicados e incondicionales. Escucharon canciones llenas de insinuación amorosa y empezó fluir un sentimiento sincero y sobre todo legítimo.
No se pudieron ver nunca abiertamente, pero pudieron sentir ese temblor del deseo de tocarse en cuantas ocasiones le fue propicio, aunque solo fuera una leve intención de coger su mano y sentir el flujo de la sangre tibia que alivia y relaja.
Ella, creo que se fue enamorando poco a poco, con cierta ingenuidad, con ternura, con su instinto primitivo.
El siguió el camino de la conquista. Para todo hombre independiente, la rutina diaria lo mata y le hace mirar el horizonte de otras posibilidades.
Pienso que ella empezó a amarlo, sin saber muy bien hasta que punto y alguna vez sintió algo especial, quizás que él llegara a ser el hombre de su vida, lo quería cerca, para continuar esa historia que la hacía nueva y distinta.
El, sentía que ella era una mujer llena de fuerza e ilusión por autodescubrirse, que deseaba compartir un mundo lleno de afectividad y progresivo conocimiento de las emociones, fuera de los enredos, las confusiones y mediocridad rampante. Pero que no podría dar todo eso que necesitaba y pedía.
Así, un día descubrí que en Becilla de Valderaduey
también estaba el Paraíso Terrenal, que he tratado de representar en este
relato. Lo que nos saca de él siempre será que necesitamos desarrollarnos y
vivir otras cosas, también probar morder de la manzana del bien y del mal y
saber a qué sabe el pecado original.
Seguro que han de pasar muchas cosas hasta estar juntos y entregarse en sus brazos apasionadamente, pero se quieren, se necesitan y se tratan con un respeto inmenso, los sueños incentivan sus días inquietos y llenos de sorpresas. Pero las cosas estas de los sentimientos las desgasta el tiempo… ¿Te gusta esta historia que he conquistado a la casualidad y a la oportunidad? en una historia, que bien pudiera ser nuestra, es una historia que he imaginado llena de sentimiento y confianzas ganadas al desafío que siempre hay entre una mujer y un hombre.
Como soy optimista por naturaleza y confío en ti, escribiremos otras muchas de estas historias.
Seguro que han de pasar muchas cosas hasta estar juntos y entregarse en sus brazos apasionadamente, pero se quieren, se necesitan y se tratan con un respeto inmenso, los sueños incentivan sus días inquietos y llenos de sorpresas. Pero las cosas estas de los sentimientos las desgasta el tiempo… ¿Te gusta esta historia que he conquistado a la casualidad y a la oportunidad? en una historia, que bien pudiera ser nuestra, es una historia que he imaginado llena de sentimiento y confianzas ganadas al desafío que siempre hay entre una mujer y un hombre.
Como soy optimista por naturaleza y confío en ti, escribiremos otras muchas de estas historias.
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