viernes, 18 de octubre de 2013

Reflexiones, una expresión particular

Este verano, en la visita estacional a mi pueblo he estado a diferencia de otras ocasiones, con una oportunidad primordialmente familiar, determinada por asistir a mi madre, ya mayor, para favorecer su acomodación a la casa, el pueblo y su manejo rutinario de la intendencia. Este verano, se había presentado algún reto extraordinario y hubo la necesidad de comunicarse más de cerca con alguna gente, de los residentes, otros que viven  más alternativamente en el pueblo y la ciudad, la oportunidad lo requería. He percibido algo que simplemente pertenecía a mi subconsciente más profundo, por haber sido en el pasado lejano, parte de ello, pero ahora se me revelaba extraño y desconcertante. Aquellos viejos fantasmas han vuelto a manifestarse y deambular por los lugares acostumbrados, calles, plazas y actos que como maniobras rondan por las cabezas como pasacalles trastocando toda normalidad posible.
Se supone que el hombre se adapta al medio, su circunstancia, y la dura vida rural, por lo que constantemente se transforma y desarrolla tanto física como emocionalmente para facilitar esa relación vital consigo mismos y los demás, procediendo a equilibrar las dificultades con la buena voluntad y, la capacidad de ponerse en el lugar ajeno, comprendiendo las debilidades o resbalones casuales con buena o mala intención sin presumir de que lo sean de facto.
En estas llanuras mesetarias tan extendidas, donde los senderos y caminos se bifurcan en todas las direcciones de nuestros campos, en que pacen o transitan los animales manifiestamente, ante la mirada del pastor. He presenciado con mi primo, Antonio, una lucha de jerarquías de dos carneros, la lucha era tan brutal, que sentía cierta conmoción; mi primo miraba con cierto acatamiento, lleno de paciente conocimiento. Me explicaba que estos combates son abiertos, que pueden durar varios días, incluida la noche, y es preciso saber que hasta que no se establezca su realidad jerárquica no cesa la lucha, puedes seguir el acontecimiento pero si intervienes es peor, creas un ámbito de preferencia y, celos, siendo perjudicial.
Conocer las relaciones humanas en el medio rural es, así, muy instintivo y van los acontecimientos despacio o ligeros dependiendo de la necesidad urgente que les asista: están apoyados en una ciencia bucólica y popular, en que la víscera y la incontinencia domina la razón y la moderación amable.
En el fondo hay una polémica,  urbe o ruralismo, una distancia entre comunidades desiguales. Las comunidades rurales están aisladas de la convivencia respetuosa a los derechos ajenos y toman predominio los derechos individuales propios sobre los otros, con el silencio temeroso y cómplice de la vecindad se contribuye al fracaso del sistema civilizado público y formativo, efectivamente, la crueldad perversa e inevitable de la gente. Esta dispersión es falta de todos y el progreso no puede desenvolverse sino contribuimos a ello todos. Hay sucesos y prácticas que no son aceptables
Las primeras veces que llegue a mi pueblo, estaba en la puerta, venía Francisco Escudero, nos saludamos y, estuvimos hablando un rato, he de decir que agradablemente. Cuando ya se marchaba me soltó…, tienes que salir más y hablar con nosotros; lo he ido haciendo gradualmente. Entonces, le respondí: me interesa mucho el pueblo pero no necesito a la gente, no es que fuera muy precisa la respuesta. Me gusta alguna gente, diría que la mayoría, familiares, amigos, paisanos de una planta y buena gente que tienen la intención de cuando hablamos tranquilamente, compartir vivencias y anécdotas. Sin andar entre dimes y diretes, que cuando les aceptas, acabas cayendo en ellos y como falta la experiencia continuada, terminas por decir lo que no debes, no sabes o es inconveniente.
Nunca he renunciado al hecho de ser de pueblo, de mi pueblo, creo que se me nota en muchos modos de proceder. Pero he querido, también he podido, conocer y disfrutar de otras culturas, cambiar a comportamientos más confortables, de mayor consideración y cortesía con los otros, para compartir más y mejor; sabiendo que todo es superable y no todo el mundo te va a comprender o querer hacerlo. Alguien, me dijo: si eres amable, serás querido; si eres generoso, serás rico…
Nunca debemos renunciar a nuestros orígenes, tan fundamentales en nuestra existencia, pero hemos de cambiar los  hábitos toscos, llenos de instintos peculiares, que solo tienen en cuenta la reiteración del error y la falta de convivencia… ¿pero, cómo vas a compartir con quien te menosprecia o insulta sin dialogar?
La vida, siempre es una obra abierta y una posibilidad…, que cada uno ha de desarrollar.


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