Si hablamos de las personas, nos podemos referir al
personaje, algo que puede tener connotaciones distintas y diferenciantes por la
diversidad de aspectos que puede presentar tales personajes. Cuando hablamos de
las personas, como seres humanos, nos referimos a una sola identidad que
incluye a todos y que con justicia se ha dicho que: el ser humano es un universo
síntesis magnífica de la creación completa. Un ser humano, reconocido como tal, no lo puedes aislar en
la existencia de los demás, te encuentras siempre con seres igual que tú, y es
a través de ellos que te puedes reconocer como persona.
La dignidad de la persona, es una cualidad que
indica que eres merecedor de respeto o ser reconocido como íntegro y cabal, merecedor
de las cualidades y dones que hacen a uno ser humano. Luego, indigno es aquel que
no lo merece, porque lo que hace no tiene la cualidad esperada. Pero no por eso
deja de tener la posibilidad latente de ser lo que de el se espera.
Creo que toda persona es digna mientras no pierda su cualidad de ser humano, llega a ser tan amplio el valor de la persona y su humanidad que mientras tiene vida, esa posibilidad de ser humano la conserva, aunque no se la descubramos o percibamos.
Constantemente jugamos con estas palabras pensando que somos nosotros quienes decidimos los valores que los demás poseen o merecen. Así, que jugamos con los calificativos a las personas con la misma fluidez que nuestra ocurrencia o infame humor nos permite, puede que también el desengaño personal concurra a la hoguera de afectaciones.
Nos declaramos como nos conviene y creemos, que esta apuesta por el entredicho, es legítima; en la actualidad esta práctica a tomado unas proporciones difícilmente imaginables y, por supuesto, poco soportables. Por eso, la interpretación de la dignidad de las personas debe precisarse y aclarar: la persona es un valor fundamental que tiene una dignidad propia e irrenunciable. La dignidad humana no tiene un significado teórico, sino real. La persona no es una idea abstracta, es un ser humano encarnado con una consciencia y conocimiento propio e íntimo que le hace único, con una búsqueda constante de su esencia y la excelencia.
Creo que toda persona es digna mientras no pierda su cualidad de ser humano, llega a ser tan amplio el valor de la persona y su humanidad que mientras tiene vida, esa posibilidad de ser humano la conserva, aunque no se la descubramos o percibamos.
Constantemente jugamos con estas palabras pensando que somos nosotros quienes decidimos los valores que los demás poseen o merecen. Así, que jugamos con los calificativos a las personas con la misma fluidez que nuestra ocurrencia o infame humor nos permite, puede que también el desengaño personal concurra a la hoguera de afectaciones.
Nos declaramos como nos conviene y creemos, que esta apuesta por el entredicho, es legítima; en la actualidad esta práctica a tomado unas proporciones difícilmente imaginables y, por supuesto, poco soportables. Por eso, la interpretación de la dignidad de las personas debe precisarse y aclarar: la persona es un valor fundamental que tiene una dignidad propia e irrenunciable. La dignidad humana no tiene un significado teórico, sino real. La persona no es una idea abstracta, es un ser humano encarnado con una consciencia y conocimiento propio e íntimo que le hace único, con una búsqueda constante de su esencia y la excelencia.
Los derechos humanos, es un documento con una formulación teórica, que luego,
en pocos sitios se respetan, siempre hay quienes justifican las actuaciones de su
violación. Con frecuencia sostenemos que existen muchos valores, que uno de
ellos es la persona, el ser humano, diluyendo el primer valor de todos los
valores, que la persona es el valor fundamental de todos ellos y el derecho del
ser humano a su existencia individual. Muy alterado anda el patio y ponemos en
juego tantos valores y tantos intereses que, al final, todo se convierte en una
guerra generalizada..., donde la vida se desnaturaliza. No hace mucho oí a
alguien hablar sobre los malos de la película, los asesinos, las maltratadores,
etc. Y decía, que estos malos habían perdido su humanidad y eso es lo que les
pone en ese lado de la indignidad humana. Así, que me gustaría comunicar algo sobre esa posibilidad tan humana e
importante como las relaciones y su resultado óptimo: La amistad.
Si no reconoces ese respeto a la persona ¿Cómo puedes
llamarle amigo o decir que le aprecias? Algunas veces se recurre a los
encuentros casuales o citas propicias que se suelen dar entre gente coincidente
o con alguna facilidad de comunicarse o colegas de tabernas, cafés u otros
lugares públicos. No suele relacionarlos más que el deseo común de pasar el
tiempo agradablemente o tomar algo contando unos chistes o contarse historias
que nos inquieta próximas o de otros, para autoconvercerse o mantener una
posición, no nos conoceremos íntimamente pero nos manifestamos un poco en un proceder
de conducta para tener cierta complicidad pero con precaución y temor a
descubrirse demasiado. Cada uno mantiene su disfraz para que los demás nos vean
como queremos, como nos sentimos importantes e interesantes. Cada vez rechazó
más estas situaciones y cuando me siento empujado a ellas no las suelo dar
crédito, ni un vínculo real y duradero, siempre ocurrirá algo que pone en
precario estas relaciones, aunque habrá excepciones que confirmarán la regla.
La gente nos acostumbramos tanto a la máscara que nos parece vivir en un
constante carnaval. Cuando estamos en una situación compleja y en un trance
difícil, no iremos nunca a recurrir a estas relaciones casuales, sabemos que
ahí solo hay vacío o la temporalidad fácil para despejar mínimamente nuestros
fantasmas.
Hay otras relaciones de conveniencia que se forman para quienes todo el mundo es una conveniencia, un medio potencial de favorecer los intereses propios o posibles. Para ellos, la vida se reduce a una especie de captura de favores, honores o beneficios de toda especie. Creen que la forma más rápida y segura para alcanzar los objetivos o proyectos que nos planteamos, amigos de influencia, miramos como buscar amistades, valiéndose de los resortes al alcance, se buscan amigos por la necesidad de tenerlos o poderlos necesitar y si llega el afán practico de explotarlos. En cuanto estos amigos no pueden servir a los intereses pretendidos de quienes les han procurado toda la mayor amistad, éstos los contrarían y los borran de su memoria e influencia.
Hay otras relaciones de conveniencia que se forman para quienes todo el mundo es una conveniencia, un medio potencial de favorecer los intereses propios o posibles. Para ellos, la vida se reduce a una especie de captura de favores, honores o beneficios de toda especie. Creen que la forma más rápida y segura para alcanzar los objetivos o proyectos que nos planteamos, amigos de influencia, miramos como buscar amistades, valiéndose de los resortes al alcance, se buscan amigos por la necesidad de tenerlos o poderlos necesitar y si llega el afán practico de explotarlos. En cuanto estos amigos no pueden servir a los intereses pretendidos de quienes les han procurado toda la mayor amistad, éstos los contrarían y los borran de su memoria e influencia.
Explicar y concitar una definición de lo
que es la amistad es complejo... ¿quién es un verdadero amigo? difícil tasar los
factores que determinan una verdadera amistad. Cuando uno tiene alguno, quiere
cuidarlo y procura no importunarle con especulaciones y conjeturas, aunque
estas se las hagamos saber. Tampoco involucramos nuestras conspiraciones e
inoportunas sospechas o maniobras impropias.
Se espera una transferencia recíproca de confianza y las motivaciones más puras, que surgen de forma elocuente, natural y fluida. Tengo amigos, con muy diferentes intereses y posición, con ideas contrarias, con temperamento distinto pero complementario, donde el afecto y la lealtad nos facilita comprender nuestra relación, este maravilloso estímulo y regalo. La amistad, de una persona constituye, para el que la siente, como un regalo y una alegría, poseerla, un estímulo, y sentirnos agradecimiento cotidianamente y, es un baluarte, que nos honra en horas de duda, y un consuelo en los momentos menos afortunados.
Se espera una transferencia recíproca de confianza y las motivaciones más puras, que surgen de forma elocuente, natural y fluida. Tengo amigos, con muy diferentes intereses y posición, con ideas contrarias, con temperamento distinto pero complementario, donde el afecto y la lealtad nos facilita comprender nuestra relación, este maravilloso estímulo y regalo. La amistad, de una persona constituye, para el que la siente, como un regalo y una alegría, poseerla, un estímulo, y sentirnos agradecimiento cotidianamente y, es un baluarte, que nos honra en horas de duda, y un consuelo en los momentos menos afortunados.

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