En la parte
de atrás de mi casa, bordeando los límites con la urbanización adyacente hay
unos Durillos, también llamado Cornejo o Duraznillo; es un árbol extraordinario de hoja perenne, muy similares al
laurel, que muy bien alcanzará los siete metros. Tiene un crecimiento
proporcionado y redondeado, sus hojas son de un verde intenso en una de sus caras y
más claro en el envés con vetas de pelusillas en las ramificaciones de los
nervios, para defenderse de los calores donde se establece.
Las flores, en primavera
verano cuando florece sobre el mes de Julio, son blancas y pequeñas, se
encuentran agrupadas en inflorescencias umbeliformes, dando un aspecto hermoso
y llamativo al lugar con sus flores formando una especie de parasoles. Da un
fruto o drupa ovalado en forma de uva de 6mm., con pericarpio de color azul violáceo
metálico oscuro muy atractivo y llamativo que fructifica en el final del verano,
madura durante el mes de Octubre y aguanta todo el invierno.
No sé que les aporta a las aves que llegan hasta aquí, los
comen a discreción, como si les apeteciera desmedidamente, pero creo que
deberían tener cuidado con estos frutos, son ligeramente tóxicos y contienen un
purgante muy activo. Los humanos parecen que han utilizado estos frutos para
combatir la hidropesía, acumulación de liquido seroso, liquido de las ulceras o
similar al suero; las hojas, muy amargas, se utilizaban cocidas para bajar la
fiebre. Sacado del Dioscórides, un Diccionario de Plantas que resuelve muchas
de mis curiosidades, que me regalo un buen amigo agradecido sabiendo mi interés
por ellas.
Aquí llegan los mirlos, los petirrojos, que alguna
vez me han sorprendido, mientras trabajo en mi estudio, picoteaban el cristal,
quizá tras algún insecto y me ha alegrado el día. También he visto verderones
comunes, hoy he estado intentando sacar una fotografía a uno que revoloteaba
entre las hojas comiendo las drupas. Es raro pero llegan ruiseñores que vienen a
posarse cerca de mi vista, nos miramos y está claro que nos sentimos
satisfechos admiradores, es un decir; siento una cierta veneración por esta
pequeña avecilla. En una oportunidad, sin tan siquiera poder verla, grabe su
canto maravilloso. Llegan las palomas torcaces que duermen por algún lugar de
mi tejado y otras descansan por los abetos cercanos que igualmente limitan la
finca.
No sé cómo componer esto,
es la expresión clara de una emoción, de
un estado de agradecimiento por encontrarme así, rodeado de estos seres
naturales que es difícil detallar lo que compartimos, ¡es tanto! Tanto, que me
ponen en el límite del momento e instante de mi poder expresivo por lo
magnífico y deleitable. Son tantos los matices y, la comunicación deseada
y satisfecha. Sí, doy cuenta que todos los días y cada mañana tengo ahí esta
manifestación de la naturaleza como un milagro y me asomo a él para sentirme un
elegido. ¡Claro que pienso algunas cosas! Sobre todo, que la casualidad ha
querido llamarme y darme este toque de atención, entre tantas cosas que están
pasando, quizá a veces nos perdemos lo más sencillo. Hay muchas personas que lo
primero que suelen hacer es conectar la radio, la televisión y eso que produce
algún tipo de ruido que puede parar los problemas, las preocupaciones o la
ansiedad por alcanzar esas cosas que parecen inalcanzables. No lo critico,
puede ser una razón de oportunidad o elección.
Miguel Ríos, en ruido de
fondo cantaba: Hoy me levanto con
la duda de ayer.
Y estoy cansado de la misma canción. Mi cabeza da vueltas, necesito encontrar,
algo que me saque de la depresión. El Ruido de Fondo/ El Ruido de Fondo.
Y estoy cansado de la misma canción. Mi cabeza da vueltas, necesito encontrar,
algo que me saque de la depresión. El Ruido de Fondo/ El Ruido de Fondo.
Es verdad, que tras un breve desayuno y despertarme un
poco con un chapuzón voy a esos dominios que está tras cerrar, primero la
puerta de la habitación, las ventanas y también los ojos; y en esa soledad y silencio,
en mi rincón personal más intimo llegar a lo más profundo, pero también más
liviano e indescriptible de mi ser.
Todo nos inspira a ser
parte de la naturaleza, también parte de la naturaleza humana y además como ser
social hacer lo que es necesario, igualmente, para cumplir nuestras necesidades
más necesarias como sujetos sociales, para eso tenemos el tiempo, para cumplir
con nuestras prioridades vitales.


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