Sabes, nunca dejamos de tener curiosidad pero tendemos abandonarnos en lo cotidiano y ahí empezamos a establecer nuestros límites el tiempo necesario para todo lo previsto de nuestros hábitos. Dejamos de pensar y ver que necesitamos ¡donde se fueron mis sueños! oí decir a alguien que sentía parado, como que se había estancado. A veces, nos hacemos una vida muy previsible y tiene un buen motivo, buscamos seguridad. Pero ¿existe la seguridad? todo dura hasta que algo nuevo nos sacude y nos muestra nuestra fragilidad. La seguridad es miedo, a casi todo a llegar tarde, a no tener el trabajo acabado, a que la cita se impaciente y que el autobús se vaya, etc., seguro que tenemos que atender nuestras obligaciones; porque las tenemos. Pero nunca deberíamos de perder nuestros sueños y deseos de tener el ocio. No deberíamos resignamos a atender lo que necesitamos cuando tengamos más tiempo. Dejamos cosas para mañana, postergamos un trabajo, un perdón, una llamada que deseamos hacer y también desaprovechamos una tarde porque mañana habrá otra y sufrimos por cosas que mañana no tendrán sentido. Si valorásemos cada día la calidad de tiempo vivido, nos sorprenderíamos de la cantidad de bienestar, risas y felicidad que desperdiciamos. Está a nuestro alrededor, pero otros focos nos lo arrebatan y nos resentimos.
Reflexionar, analizar lo que nos pasa y lo que queremos hacer, investigar para tomar conciencia y comprender lo que deseamos transformar. Las personas nos implicamos directamente en algunos objetivos diariamente la cuestión es saber es saber si es para huir de ese miedo o para ser más felices y estar más contentos con nosotros mismos.
Recuerdo cuando era joven, a veces imaginaba que en algún lugar de la casa había un monstruo producto de mi imaginación, luego cuando tenía que ir a ese lugar no podía por un terror consecuente de mi creatividad.
A ese joven estudiante ante ese abismo imaginario no se le ocurría pensar en el origen de ese miedo. No le preocupaba el conocimiento y la voluntad de saber conocerse a sí mismo, tenía el idealismo y arrogancia juvenil, en un ambiente concreto que le impedía buscarse y conocerse a sí mismo. Hasta que algo me ocurriría y mi interés por la aspectos y las manifestaciones sociales, culturales de la comunidad rural y también urbana me importaron fue un inicio de la vida estudiantil y universitaria creativa y llena de comunicación y lectura de las inquietudes y descubrimientos de gente inspiradora que superó la indiferencia y trato identificar el bien con el placer, el gusto por el placer sensorial e inmediato del identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato del masturbador y buscar una comunicación real con la vida y todos que nos rodeaban.
¿aún nos preguntamos qué exploramos? yo, necesito conocerme constantemente.
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